Por: Alexander Ramirez Mendoza

Estadísticas internacionales revelan que el 30% de los siniestros viales en el mundo, incluye por lo menos una persona en estado de alicoramiento.

En la mayoría de los casos, los conductores que beben y conducen, no sufren ningún siniestro o no son requeridos para el examen de alcoholemia. Por este motivo el conductor piensa que no hay ningún peligro y repitae sistemáticamente este comportamiento. Pero si bebe y conduce con cierta frecuencia, está elevando las posibilidades de sufrir un siniestro, puesto que el alcohol reduce significativamente las capacidades físicas y mentales para conducir de manera segura.

Es importante resaltar que los daños físicos sufridos durante un siniestro vial en estado de alicoramiento, son más graves debido a que el organismo no tiene los mismos mecanismos de defensa que cuando está sobrio.

Es por esta razón que consideramos fundamental que todo conductor debe conocer los efectos del consumo de bebidas alcohólicas al momento de conducir un vehículo, para que entienda por qué no debe conducir bajo sus efectos.

Bebidas alcohólicas

Primero que todo se debe comprender que el alcohol es, por definición, una Sustancia Psicoactiva (SPA), de amplia aceptación en nuestra sociedad y de alto consumo dentro de nuestra cultura.

Las SUSTANCIAS PSICOACTIVAS son todas aquellas sustancias que una vez introducidas en el organismo por cualquier vía de administración (ingerida, fumada, inhalada, inyectada, entre otras) provoca cambios en el estado de ánimo, la percepción, los pensamientos, los sentimientos y el comportamiento.

Existen dos tipos de bebidas alcohólicas que se clasifican de acuerdo con el proceso que se utilice para su elaboración:

  1. Las fermentadas: procedentes de la fermentación de frutas o cereales, que debido a la acción de la levadura convierten el azúcar que contienen en alcohol. Ej. Vino y cerveza.
  2. Las destiladas: Estas bebidas se consiguen eliminando, mediante calor, parte del agua contenida en las bebidas fermentadas. Este tipo de bebidas tienen más cantidad de alcohol que las bebidas fermentadas. Ej. Whisky, ron, brandy, ginebra.

El alcohol es una droga depresora (que enlentece) del sistema nerviosos central. Ingerido de forma aguda (en gran cantidad en un tiempo breve), produce una activación del circuito de recompensa cerebral induciendo una sensación agradable de optimismo, bienestar, extroversión e inducción del sueño.

la ingesta aguda de alcohol puede inducir una sensación de alivio de los estados emocionales desagradables, como estados de ansiedad, angustia, fobias, insomnio, mal humor, preocupación, culpabilidad, depresión e inseguridad. El efecto de alivio inmediato del malestar emocional produce el efecto de querer repetir esta actividad.

Cuando se ha consumido menos de 30 mg/100 ml de sangre.  el comportamiento es normal, solo se detectaría con pruebas especiales y no se considera como una intoxicación alcohólica. Los problemas empiezan a surgir de acuerdo con la cantidad ingerida como se muestra a continuación

Inicio de la zona de riesgo Hasta 50 mg/100 ml (0.5 g/l)

  • Aliento alcohólico
  • Disminución de la atención
  • Comienza a alterarse la percepción
  • Alguna perturbación en la toma de decisiones.
  • activación emocional y desinhibición.
  • Subestimación de la velocidad.
  • Mayor tolerancia al riesgo.
  • Aumento del tiempo de reacción.
  • Ligera incoordinación de movimientos.
  • Alteraciones en la precisión de los movimientos.

Zona de alarma 50 – 80 mg/100 ml (0.5 – 0.8 g/l)

  • Deterioro en la percepción de las distancias.
  • Problemas para adaptar la visión a los cambios de luz (Deslumbramiento).
  • Disminución de la sensibilidad a la luz roja.
  • Alteraciones en la toma de decisiones.
  • Falsa sensación de seguridad en sí mismo.
  • Impulsividad y agresividad.
  • Alteraciones motoras y psicomotoras.
  • Mayor número de errores en la trayectoria.
  • Perturbación del equilibrio.
  • Menor sensación de fatiga.
  • Incremento de la somnolencia.

Conducción peligrosa 80 – 150 mg/100 ml (0.8 – 1,5 g/l)

  • Graves problemas perceptivos (visión doble, deslumbramiento, visión de túnel, etc.).
  • Graves alteraciones atencionales (especialmente la vigilancia y la atención dividida).
  • Graves alteraciones en la toma de decisiones.
  • Peor percepción y mayor tolerancia al riesgo.
  • Sobreestimación de las propias capacidades.
  • Comportamiento impulsivo e impredecible.
  • Grave alteración del tiempo de reacción.
  • Problemas serios de la coordinación y la precisión de los movimientos.

Conducción altamente peligrosa 150 – 250 mg/100ml (1,5 – 2,5 g/l)

  • Graves problemas perceptivos y atencionales.
  • Graves alteraciones del control y la coordinación motora.
  • Toma de decisiones gravemente afectada.
  • Comportamiento titubeante, impulsivo e impredecible.

Conducción imposible Más de 300 mg/100 ml (3 g/l)

  • Embriaguez profunda.
  • Estado de estupor y progresiva inconsciencia.
  • Posibilidad de coma (más de 400 mg/100 ml (4 g/l))
  • Posibilidad de muerte (más de 500 mg/100 ml (5 g/l)).

Si se combina alcohol con medicamentos u otras drogas, puede incrementar el efecto del alcohol y de las drogas, o los efectos secundarios de las medicinas, aumentando exponencialmente el riesgo de un siniestro vial.

P.D.

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