Por: Alexander Ramirez Mendoza

El comportamiento que va ver en el video, es muy común observarlo en nuestras carreteras.

 

Existe un consenso mundial respecto a que la mayoría de los siniestros viales ocurren como consecuencia de las conductas de riesgo que asumen los conductores de manera más o menos voluntaria al momento de conducir. Aunque muchas veces se dificulte entender el motivo por el cual alguien realice a propósito conductas que puedan terminar en un siniestro fatal.

Una de las muchas características del conductor que inciden en los comportamientos riesgosos son: la Percepción de Control y la Ilusión de Invulnerabilidad.

Es necesario modificar las conductas de riesgo para prevenir lesiones y muertes en las vías, siendo esta tarea un poco compleja, debido a las distorsiones de percepción e interpretación que los conductores hacen sobre sí mismos y sobre el riesgo en la vía, en contraste con los beneficios inmediatos que obtienen al realizar estas conductas. Estos errores perceptivos se traducen en una autoevaluación excesivamente positiva del control de la situación mientras se conduce un vehículo.

Algunas conductas de riesgo que realizan los conductores son: pasar los semáforos en rojo, adelantar en curva, exceder los límites de velocidad y realizar maniobras peligrosas, entre otras. Estos hechos sumados a la infravaloración del riesgo y la sobrevaloración de las propias habilidades justifican la necesidad de conocer en qué consiste la percepción de control y la ilusión de invulnerabilidad para lograr la disminución de los siniestros viales por las reiteradas prácticas de riesgo en la vía.

LA PERCEPCIÓN DE CONTROL: «es la tendencia de los seres humanos de creer que pueden controlar, o al menos influir, los resultados en los que claramente no tienen ninguna influencia» (Ej. en los juegos de azar creer que al lanzar los dados de cierta manera va a obtener el numero deseado. En la conducción, cuando se adelanta en curva, creer que puede controlar cualquier situación adversa que se presente).

Este tipo de percepción indica que la mayoría de los conductores valora positivamente sus habilidades o su comportamiento en la vía, culpando a los otros actores viales de generar inseguridad. Estas distorsiones perceptivas, dan a entender el por qué del exceso de tolerancia respecto a la propia conducción arriesgada. Esta sobrevaloración de las capacidades de uno mismo en la mayoría de las veces no ayuda a evitar los siniestros viales porque nos lleva a aumentar el riesgo al que nos enfrentamos. Además tenemos la tendencia de excusar nuestros errores al conducir pero no perdonamos los errores de los demás al considerar que son los otros los que provocan el peligro mientras conducen.

El otro factor predisponente en la siniestralidad es la ILUSIÓN DE INVULNERABILIDAD, los conductores expresan esto con frases como “eso le pasa a los demás por impericia”, “es que son brutos”, “a mí no me va a pasar nada”, “yo tengo mucha experiencia”, “por qué tendría que pasarme a mí, yo se lo que hago”, «yo conozco mi vehículo».

La ilusión de invulnerabilidad es la idea por la cual tendemos a pensar que las desgracias solo ocurren a los demás y no a nosotros. Las personas establecen pensamientos relacionados a percibir el hecho de tener menos probabilidades que el resto de que les ocurran acontecimientos negativos, tales como: sufrir una enfermedad terminal, contagiarse de una enfermedad de transmisión sexual, ser víctima de un crimen, o causar una muerte por imprudencia, entre otras situaciones. Por consiguiente, los sujetos que portan este tipo de sesgo tienden a minimizar las consecuencias de algunos fenómenos o situaciones de riesgo para su integridad; tanto física como mental especialmente si consideran la presencia de «control» ante ellos.

Estudios que evaluaban la percepción de riesgo propio y de los demás, han encontrado que los conductores consideran que sus probabilidades de sufrir un siniestro estaban por debajo del promedio y esta invulnerabilidad percibida influye en su baja o nula preocupación por la posibilidad de sufrir un siniestro y el bajo interés por su prevención.

Por lo anterior es necesario incluir en los programas de capacitación a conductores temas que ayuden a reducir la ilusión de invulnerabilidad que mantienen gran parte de los conductores, así como la sobrevaloración de la percepción de control.

Si los conductores no son conscientes de estos dos conceptos y sus consecuencias, es más probable que no adopten medidas voluntarias de prevención.

Cordial saludo